Conocido como “El Filósofo”, el cantante de “La vecinita” vuelve a la Argentina, para tocar este viernes 20 en el Luna Park. El representante del “reggaeton cristiano” dice que apuesta a darle contenido espiritual a un “ritmo sabroso”. “No hay que confundir cultura con gusto”, dice.
Llega a Buenos Aires este jueves, pero ya palpita su vuelta ante el público argentino. Aunque tuvo sus prejuicios, Vico C se animó y desde hace un tiempo es uno de los cantantes de reggaeton preferidos en el país.
Sin dudas la repercusión llegó tras el éxito de “La vecinita”, la canción en la que Vico C cuenta sobre los “antojos” de la mujer que vive en la casa de al lado. “Tuve problemas con algunos grupos cristianos, pero por el sonido sabroso, no por el contenido”, contó el artista puertorriqueño.
“Yo uso el ritmo, pero hablo de un tema que los cristianos deberían hablar: sobre el sexo. No es “vamos a darle sexo a la vecinita”, sino que le nacen “antojos”, como a todos. Es un relato.”
Hace un año, cuando tocó en un estadio de Morón, juntó a más de 25 mil personas.
¿Qué expectativas tenés de tu próximo show en Buenos Aires, este viernes?
- Si hablamos de aplausos, creo que sé lo que espero. Las expectativas van a estar centradas en el repertorio que voy a llevar. Estoy trabajando mucho en los ensayos en las noches.
¿Cómo se preparan?
- No estoy usando baile últimamente. Tengo opciones que tienen que ver con la música, me he centrado en eso. Me gusta que sea mi banda, yo y la gente. Vamos desarrollando los arreglos para sonar en vivo diferente al disco. La idea es abrir la puerta para experimentar otros colores de la canción. Después, que pongan las luces que quieran.
¿Tenías un prejuicio antes de tocar por primera vez en Argentina? Digo, no es un público caribeño…
- Sí, pero no hay que confundir cultura con gusto. Entiendo que a medida que vas al Sur en América latina, la cosa musical va por otro lado. Nuestra música no es tan popular, tal vez porque la distancia entre el Caribe y la Argentina es mucha. Las influencias son distintas. Yo tengo cosas bien sabrosas, y el público argentino también brinca como queriendo llegar al cielo.
¿Y qué recordás de la última vez, cuando tocaste en Morón?
- Yo no entraba a las radios argentinas y llené un estadio. La percepción que se tiene de la Argentina desde afuera no suele ser correcta. Como decimos, se piensa que son come-mierda. Pero es un malentendido, porque no conocía bien a la Argentina. Y no esperaba la repercusión que tiene.
¿Cómo es esto del “reggaeton cristiano”? ¿Qué significa?
- No es por el ritmo, sino por el contenido. Es algo que la gente que no ha podido separar. Te puedo asegurar que si crías un niño escuchando boleritos con letras tristes, sale de una forma, pero si le ponés reggaeton con contenido, su mente será más sana a nivel social, cultual e individual. Invito a que la gente analice esto. La música de por sí no es problema.
Imagino que tenés una posición tomada sobre el rol que tiene la mujer en el reggaeton, participando en los videos y a veces mostrada como objeto…
- Se puede ver desde distintos puntos. No porque algo esté mal en la caldera, la caldera está mal. Yo tengo mi posición como creyente, en contra de la denigración de la mujer. Pero creo que hay que dar el espacio a otros artistas para que hablen y entender de dónde bien eso. El reggaeton es tan sabroso, hay que entender que Puerto Rico es cálido, y para nosotros es normal bailar de una manera que no necesariamente es sexual.
¿Te sentís paria, marginado dentro de los ámbitos del reggaeton?
- En el género reggaeton, la posición más difícil la tengo yo. Cuando hablo abiertamente, que no me siento bien con Dios, por esa razón el mundo cristiano me ve muy malo y el resto de la gente muy bueno. O al revés. A veces estoy en el medio, y no es fácil. He recibido críticas desde todos los lados. Puedo sentirme completo con el cariño de la gente, sé quién soy y a dónde a voy.
El Luna Park es un estadio mítico de Buenos Aires, ¿te comentaron?
- Sí, estoy bien emocionado.
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